¿Por qué una huelga de consumo es feminista? ¿No tenemos acceso a los mismos comercios, respiramos todos el mismo aire, o podemos usar los mismos autobuses? ¿A qué viene eso de distinguir a mujeres y hombres en esto de consumir?
El día 8 queremos parar los mercados de nuestras ciudades y pueblos, parar las grandes superficies, pero también construir estrategias de consumo alternativo que respeten nuestros derechos, nuestras vidas y los recursos que nos permitirán vivir en el futuro. Defendemos el consumo como uno de los espacios necesarios de denuncia y transformación.
El patriarcado es también PATRIARCADO AMBIENTAL.
El deterioro de los recursos naturales no afecta igual a unos y a otras. Aunque muchos de estos daños no están suficientemente estudiados sabemos de algunos impactos diferenciales que sufren mujeres.
Existe una DIVISIÓN SEXUAL DEL CONSUMO que perpetúa y fortalece el modelo binario y los estereotipos sexistas.
Porque el PIB crece cuando nos convencen de que nuestro aspecto es inadecuado y nos empujan al consumo de cosméticos o cirugías estéticas, sube cuando nos aíslan y nos “curan” la soledad o la ansiedad con ansiolíticos (existen estudios diversos sobre el porcentaje significativamente mayor de mujeres que toma psicofármacos), cuando sentimos inseguridad y volvemos a casa en taxi o ponemos una puerta de seguridad.
Existen ALTERNATIVAS DE CONSUMO FEMINISTAS Y ECOLOGISTAS.
Exigimos el derecho a los consumos básicos realizados con equidad de género (de clase, de etnia…) y con responsabilidad ambiental.
Las mujeres tenemos enorme potencial como consumidoras para reorientar la producción. Campañas colectivas feministas pueden visibilizar y detener prácticas sexistas, abusos comerciales o publicidad denigrante.
